Racionalismo y sociedad catalana


Tensiones sociales


Empezamos este post hablando de las tensiones sociales de antes de la Guerra Civil Española. La crispación social surgió más que como consecuencia de un aumento del paro en Cataluña de las condiciones ambientales, perfectamente detectables en la población, en la vida social y puestas en manifiesto en la acción gubernamental y en las actitudes parlamentarias. El anhelo de transmitir una sensación de prudencia gubernamental era evidente. En la calle, al contrario, imperó la irritación de algunos por haber perdido en unas elecciones la preeminencia conseguida por vía represiva acerca del “Sis d’Octubre”.


En la foto, observamos una placa en el edificio donde había la sede del CADCI durante los hechos del 6 de octubre de 1934. A la Rambla de Santa Mònica de Barcelona. Actualmente ocupado por la UGT.





Los enfrentamientos, de violencia creciente se manifestaron la mañana siguiente de las elecciones, especialmente en las comarcas agrícolas, más afectadas por la represión surgida acerca de los hechos del 6 de octubre, pero también en centros urbanos. Los encuentros de calle entre delatores y acusados que el resultado electoral había liberado  quedaron registrados en la prensa, tanto de izquierdas como del lado conservador.



En la foto de la derecha, el número del mes de mayo de 1937 de Nueva Cultura



Cara y cruz de la burguesía
La vieja amistad entre los burgueses valencianos y los barceloneses tenía una motivación económica, heredada del siglo XIX y nacida de sus opuestas posesiones alrededor del librecambio y del proteccionismo.

En el espacio de tiempo que nos ocupa, la polémica se complicó más allá del proteccionismo y del librecambismo, por cómo, a demás del hecho que no toda la burguesía del Principado fue proteccionista como tampoco no fue librecambista toda la burguesía valenciana, habían cambiado las circunstancias i los elementos en juego.

Tenemos que pensar que en disuadirse la expansión de los negocios originada acerca de la Primera Guerra Mundial y sobre todo, en abordar la República española la abolición de las bases sociales y económicas del Antiguo Régimen, la tronada polémica entre burgueses proteccionistas barceloneses y burgueses librecambistas valencianos adquirió nuevos matices.  En general, las diversas posiciones delante “el hecho catalán” tomaron una nueva vigencia en razón de las sucesivas coordenadas introducidas por la dinámica social y política.

Diversos grupos de la burguesía valenciana plantearon soluciones distintas acerca del modelo de desarrollo capitalista y también acerca su relación con los burgueses barceloneses. Romà Perpinyà y Josep Bellver expresaron, respectivamente, dos posiciones burguesas peculiares del País Valencià: la de un grupo minoritario, dinámico, que quería vincularse a la burguesía barcelonesa y la de un sector mayoritario con un acusado enfoque españolista y un pale complejo de inferioridad.


Represión cultural y lingüística
Un aspecto especialmente brusco y significativo de la Primera Dictadura española fue la represión contra el catalanismo político y cultural. Su política anticatalana restó bien definida en la nota hecha pública por Emilio Barrera, el 1924, en ser nombrado capitán general interino del Principat de Catalunya: “se perseguirá y castigara de una manera rígida y sin contemplaciones todas las manifestaciones más o menos disimuladas de antiespañolismo, disolviendo i condenando fulminantemente toda persona o entidad que atente contra la unidad de la patria”. Si las destituciones, encarcelamientos o deportaciones de personalidades catalanas fueron notorias, probablemente aun se verían superadas por la clausura de las más importantes instituciones representativas del país.

A los ojos del General, la cultura y la lengua propias de los Països Catalans eran peligrosas, los intelectuales catalanes eran sediciosos, el pueblo catalán tenía una tendencia innata a dejarse intoxicar por ideas antipatrióticas, separatistas.

El objetivo principal fue la neutralización del catalanismo popular, alternando, con una cierta tolerancia acerca de las manifestaciones de tipo más intelectual o culto. Prohibición de las sardanas y fuerte censura periodística son algunos de los ejemplos de la represión.

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