Racionalismo italiano (1926-1945)

ARQUITECTURA



- Palazzo Gualino. Turín, 1928 -1929. Giuseppe Pagano y G.Predeval.

Este edificio de oficinas constituye un buen ejemplo del estilo racionalista. La textura de la superficie uniforme de la fachada de este edificio se pintó inicialmente de un color verde amarillento para generar la ilusión de que se habían apilado niveles idénticos unos encima de otros. Los arquitectos también añadieron un elemento arquitectónico nuevo hasta la fecha: las ventanas panorámicas.




 

- La Casa del Fascio. Como, 1932. Giuseppe Terragni





Zevi la define como “la obra maestra del racionalismo italiano”, por su volumen puro diseñado en base a la sección aurea, que posee una solida instalación y consistencia casi “clásica”.


Con esta obra Terragni ejemplifica el dialogo clásico – moderno. Ya desde la definición del volumen Terragni busca un acercamiento entre lo clásico y lo moderno. Se trata de un prisma perfecto de 33,20 metros de lado en la base y 16,60 metros de altura (la mitad de un cubo de 33,20 x 33,20). La proporción fue objeto de estudio de los arquitectos modernos como Le Corbusier, pero también fue de vital importancia en la arquitectura griega y romana.



El acceso al edificio por la fachada frontal cuenta con una escalinata de 3 escalones que se extiende a lo largo de toda la entrada. Una vez salvados nos encontramos en un porche que precede a la entrada. La escalinata y el porche perimetral (en el caso griego) o frontal (en el caso romano) eran dos rasgos característicos de los templos clásicos.

Al igual que en el Pabellón de Barcelona (1929) de Mies van der Rohe, el rango monumental de la construcción lo establece la ligera elevación sobre un basamento de fábrica, descrito por Terragni como un piano rialzato.

Terragni rompe la cuadricula en la fachada principal con un paño ciego que debía servir para exponer la publicidad del partido (algo muy típico de las vanguardias rusas), forrando dicho plano de mármol blanco (el mismo en el que se contraían los templos). Se persigue por tanto la funcionalidad en la forma.


Terragni logra racionalizar la estructura al máximo, creando una maya de pórticos de hormigón armado. La estructura se compone de ocho pórticos en cada fachada que se repiten a lo largo de los cuatro pisos de altura del edificio. Esparciendo esta cuadricula por las tres direcciones del espacio, es como si el medio cubo que es el volumen del edificio se descompusiese a su vez en cubos más pequeños.


La estructura es de hormigón armado en su totalidad. Paredes y suelos se revistieron de mármol con distintos tratamientos. Son abundantes los cerramientos de vidrio, dando una sensación de transparencia que funde el interior del edificio con el exterior. Los materiales principales son pocos, pero todos ellos escogidos con alguna finalidad simbólica, además de solucionar los aspectos prácticos del uso diario del edificio.


El propósito político original del edificio se expresa en términos casi literales mediante la serie de puertas de vidrio que separan la plaza del vestíbulo de entrada. Esas puertas, se podían abrir simultáneamente mediante un dispositivo eléctrico y tenían la intención de unir el ágora interna del con la plaza, haciendo posible así el flujo ininterrumpido de las grandes manifestaciones desde la calle hasta el interior.


Vemos pues que el proyecto de Terragni es un edificio moderno sin lugar a dudas, pero que a su vez no olvida la tradición del país. Terragni nos muestra como la relación entre lo moderno y la clásico no es una contradicción, sino más bien una lógica evolución.

- Estación S.Maria Novella. Florencia, 1933. Giovanni Michelucci.


El concurso del proyecto para esta estación lo ganó un grupo de arquitectos toscanos, encabezados por Giovanni Michelucci. El proyecto presentaba la dificultad de estar enfrente del ábside de la basílica de Santa Maria Novella.


Fue la primera estación italiana que se construyó bajo los preceptos de la funcionalidad moderna. El edificio causó un gran impacto en la sociedad italiana del momento, provocando una división entre aquellos que se mostraban a favor de realizar edificios modernos en solares próximos a los cascos históricos de las ciudades, y aquellos que optaban por una postura más conservadora.

- Villa Necchi Campiglio. Milan, 1932-1935. Piero Portaluppi.


Se trata de una villa privada unifamiliar situada en el corazón de la ciudad de Milán. Perteneció a los Necchi Campiglio una familia de la alta burguesía industrial lombarda. Rodeada de un amplio jardín y equipada con tenis y piscina, representa la adhesión del arquitecto milanés a los principios del racionalismo (aunque con pinceladas del precedente Art Decó en algunos elementos).


Desde 2008 está abierta al público gracias a la donación al FAI (Fondo Ambiente Italiano).














- Guardería Sant’Elia. Como, 1936-1937.Giuseppe Terragni.



Es considerada como una de las mejores obras de Terragni por su libre expresión articulada y transparente, que se abre al ambiente externo.
La guardería se sitúa en un solar al sur de Como, en el que fue el primer barrio obrero de la ciudad iniciado por la Sociedad Cooperativa Constructora y bautizado con el nombre del principal representante del movimiento futurista (de ahí el nombre de la guardería).








Se percibe cierta afinidad con la Casa del Fascio, pero contrariamente a este, se desarrolla en una sola planta. La presencia de grandes ventanales panorámicos desarrolla el concepto de escuela al aire libre.



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